Damián no pudo resistirse, se le cruzó este Cosmo a buen precio. Muy ligero en comparación con otros de la firma, no tenía pinta de estar mal construido pese a que fuese todo construido en plástico. Pero por ejemplo el platter de aluminio es bastante robusto como se ve y con una masa muy razonable.
Así que empezó a meterle mano, lo primero desarmarlo y lavar literalmente con deteregente toda la carcasa, que tenía su buena capa de mugre... a las vista de las fotos es evidente. En la primera está a la vista el mecanismo de tracción por polea y el sistema disparador de fin de carrera.
Vista interior con los circuitos de amplificación y regulador de motor (el señalado por el bolígrafo), y se aprecia el subchasis metálico que se encuentra aislado de la carcasa plástica mediante unos silentblocks, un detalle de diseño para ser un aparato modesto.
Fase de limpieza:
Y lo siguiente fue ponerlo en marcha y ver que pasaba, empezó funcionando, pero con alguros ruidos extraños de índole mecánica.
Pero no, aquello aunque exteriormente pintaba bien, tenía problemas, el motor se paró, y además lo poco que estuvo rodando, no salía sonido por el altavoz. Así que el pickup terminó en Granada en una visita que me hizo mi amigo, y empezamos a abrirle bien las tripas y mirar cosas, empezando por el motor que resultó ser de la firma Lenco... vamos, no estaba mal servido el "juguete".
El motor estaba claramente encasquillado, algo por dentro lo bloqueaba, y procedimos a desarmar el mismo encontrando esta desagradable sorpresa.
Un "detritus" de plástico descompuesto salió de la carcasa, todo ello provenía de una pieza que servía para la fijación de las escobillas, así que tenía muy mala pinta pensar esto fuese recuperable, empezamos a darle vueltas a buscar un motor que fuese compatible... pero la cuestión es que yo no me conformaba, y pensaba que era posible fabricar un soporte para las escobillas y devolverlo a la vida.
La idea se gestó y desarrolló una tarde en casa de mi cuñado, en cuyo taller a veces resuelvo problemas que en mi casa me son más difíciles por falta de herramientas. A partir de una placa de fibra de vidrio de las que se usan para el montaje de circuitos impresos, con medidas y cálculos simples, lo conseguimos. Estas fotografías ilustran el trabajo.
El motor una vez montado echó a andar de modo silencioso, e instalado en el pickup regulando la velocidad y con buen comportamiento. Lo siguiente fue una reparación de la que no quedó foto, uno de los transistores del amplificador de audio estaba defectuoso y fue sustituido, empezando a sonar ya, pero evidentemente con problemas por el mal estado de la cápsula piezoeléctrica. Esta foto ilustra el brazo con el cable original (endurecido como para ahorcarse) y la cápsula Cosmo.
Esto se ha solucionado instalando una cápsula cerámica barata que venden en los proveedores chinos. Aquí la veis adaptada e instalada en el brazo. Con un cable nuevo por supuesto (reciclado de cable de auriculares miniatura).
También hubo que pensar en como aliviar la fuerza de apoyo de este brazo, que no disponía de sistema alguno de corrección... tras muchas vueltas, se les instaló un muelle con un tornillo de regulación, y finalmente ajustamos la fuerza de apoyo para esta cápsula a 4 gramos.
Llegado este punto, una breve digresión de interés general: cuando probamos por primera vez la nueva cápsula adaptada, que estaba sin estrenar, notamos que dejaba una marca bastante visible al paso de la aguja en los singles que poníamos. En el caso de un single de estireno, material que casi no se encuentra fuera de los prensajes americanos, el daño era muy notorio. La forma de detectar esta clase de daño es iluminando el disco de lado (para que el surco "brille") con una linterna potente mientras lo estamos escuchando. Si notamos que tras pasar la aguja el reflejo cambia, es posible que el disco esté sufriendo algún daño.
Al mirar la aguja al microscopio nos sorprendimos al ver que la punta de la misma en lugar de una esfera suave parecía un cincel: estaba rota, o gastada. Sería de esperar lo primero, ya que la aguja era nueva. Es evidente que para lograr el precio económico de estas cápsulas cerámicas modernas algunos aspectos del proceso de fabricación son reducidos al mínimo indispensable e incluso menos, comenzando por el control de calidad.
Moraleja: si se dispone de un tocadiscos (o un Crosley) que emplee una cápsula como la de la foto, es recomendable probar las agujas nuevas con un disco sin valor, efectuando la prueba de arriba. En caso de notar algún daño, descartar o devolver inmediatamente esa aguja.
Otra cosa a tener en cuenta es que las agujas de estas cápsulas no son de diamante, sino de zafiro sintético; este material no causa ningún problema ni daño a los discos cuando la aguja se encuentra en condiciones, pero es notoriamente menos duro que el diamante, por lo cual debemos estar más pendientes del desgaste de la aguja. En literatura de la época (catálogo antiguo de la firma FOX) recomiendan como medida práctica unas 500 caras de single antes de cambiar una aguja de zafiro.
Para completar el trabajo, a petición de Damián, se instala un conector de auriculares asociado a un interruptor que pudiese conectar y desconectar el altavoz, todo ello colocado junto a la toma de alimentación de corriente contínua.
Tambien se añadió un regulador 7809 para mantener la tensión constante, se cambió un transistor del circuito regulador de velocidad por fallos de fugas y se añadió una pequeña bobina con núcleo de ferrita a la alimentación del mismo para eliminar interferencias que se colaban en el amplificador de audio. Esta foto ilustra el regulador del motor.
Finalmente funcionando a la perfección, el sonido con los auriculares más que satisfactorio para la clase de aparato que es.